Confieso que estoy acostumbrado a leer todas las semanas las más variadas y no por ello no conocidas noticias sobre Hitler. Pero últimamente la que más me ha sorprendido es la relativa a Margot Woelk, que asegura haber sido probadora de alimentos de Hitler. Lo primero, decir que dado que la mujer tiene ya la venerable edad de 95 años, si es verdad que probó la misma dieta que Hitler, debió de ser magnífica. Bien, a raíz de que esta anciana ha salido en los medios de comunicación, se ha hablado mucho sobre la dieta de Hitler, incluso he leído que Hitler no podía evitar comer carne, que era un maleducado en la mesa en donde incluso se mordía las uñas etc.
Traudl Junge en la famosa cocina. No se ve a ninguna catadora ni la misma Junge habló jamás sobre ello. |
Margot Woelk ha salido a la luz a través de una entrevista a Daily Mail. Asegura que Hitler tenía 15 catadoras a su servicio a las que obligaba a probar toda su comida, debido a la gran desconfianza del Führer. Dice que Hitler solo probaba la comida cuando las 15 catadoras la habían consumido y transcurrido una o dos horas. También asegura que esa labor la realizó en la base de Rastenburg. Lo primero que me sorprende es que nunca había oído que existieran semejantes catadoras. Puedo estar equivocado, pero no recuerdo haber leído en ninguna de las memorias importantes de los colaboradores de Hitler, la actividad de estas catadoras. Y la sola existencia de las mismas nos dejan multitud de interrogantes. Para empezar, si Hitler era tan desconfiado, no se entiende que esta actividad se llevara solamente en la base de Rastenburg y nadie haya declarado nunca que existieran en los otros muchos lugares de residencia del Führer. Por otra parte, esta mujer asegura que el resto de catadoras probablemente fueron fusiladas por los rusos. Es decir, solo ella conoce esta historia. También está el hecho de hacer declaraciones a la edad de 95 años, edad de la que no hay que fiarse en exceso, habida cuenta de que el cerebro humano tiende a transformar la realidad. Me sorprende también que no haya salido ningún historiador avalando las declaraciones de esta mujer. De ser cierto lo que dice , su historia añadiría aspectos de la personalidad de Hitler que desconocemos. Pero yo tengo enormes dudas de que sea verdad.
En 1942 Hitler declaró:
- Mi vida esta en manos de unos pocos seres: mi mecánico, mis ordenanzas, quizá también mi cocinero.
A raíz de este asunto, la prensa ha ido más allá y ha anunciado a bombo y platillo que Hitler quería convertir a Alemania al vegetarianismo tras la guerra. Afirmación que es para echarse a reír y no parar. Sabemos que se considera a Hitler un loco, con lo cual es fácil casar cualquier afirmación tonta con la personalidad de Hitler. El público nunca lo va a poner en duda. Hitler es un negocio redondo. Conocidas son las declaraciones de Hitler, a nivel privado, sobre los beneficios del vegetarianismo. Conocido es también que Hitler fue estrictamente vegetariano durante al menos los últimos 14 años de su vida. En multitud de ocasiones hablaba sobre las maravillas de la dieta vegetariana. Pero no era tan imbécil como para pretender que su entorno más próximo, a quien nunca exigió comer verduras en su presencia, se privara de sus platos de carne y pescado. Ni siquiera Eva Braun fue vegetariana. Ya solo con esto, nos podemos hacer a la idea de cuán difícil debe de resultar para un gobierno que su población entera se haga vegetariana. Es un disparate tan grande que da pereza hasta escribir sobre ello. Quizá la prensa, en su empeño de contar historias a medias, haya cogido alguna declaración sacada de contexto de Hitler. Por ejemplo, en sus conversaciones de sobremesa, Hitler menciona en muchas ocasiones el tema del vegetarianismo. Pero unas declaraciones tan sorprendentes, se hubieran quedado grabadas en las memorias de sus colaboradores. Por supuesto, estoy de acuerdo en que Hitler consideraba el vegetarianismo como la mejor forma de vida y, de haber triunfado, el vegetarianismo hubiera conocido cotas muy altas de aceptación. Al fin y al cabo, los hábitos alimenticios son producto de nuestra cultura, y una cultura que ensalza algo, logra su implantación. Pero una cosa es afirmar eso, y otra muy distinta que Hitler pretendiera imponer algo tan complicado.
Si ponemos en el más famoso de los buscadores las palabras "hitler vegetariano", nos lleva hasta la Wikipedia, en donde se cuestiona el vegetarianismo de Hitler. Incluso se atreven a mencionar el "famoso" episodio de Hitler (llevado al cine en la nefasta película "Hitler el reinado del mal") en el que golpea a un perrito indefenso delante de una jovencita asustada. No hace falta explicar en este blog el amor que Hitler sentía hacia los animales. Lo conocemos perfectamente. Son tantas las declaraciones de Hitler al respecto, y es tan fácilmente reconocido que Hitler jamás maltrató a un animal, que no vamos a perder más tiempo intentando explicarlo.
Que Hitler comía carne solo le puede interesar a una asociación como Resistencia Vegana. En su página web encontramos todo un artículo empeñado en desmontar el vegetarianismo de Hitler, solo porque se horrorizan de que el mayor criminal de la historia haya tenido idénticos pensamientos animalistas y vegetarianos. Un loco así no puede formar parte de los suyos, por mucho de que nadie ha demostrado hasta la fecha que la dieta esté relacionada con el asesinato en masa y el exterminio de pueblos. Pero como para ciertos veganos el consumo de carne sí es un atenuante y una causa de la violencia del ser humano, se deduce que Hitler sí comía carne. El folleto en el que se basan es un artículo que apareció en el New York Times en el que se ponía en duda el vegetarianismo de Hitler. En el artículo se afirma que fue Albert Speer uno de quienes vieron comer a Hitler salchichas, jamón y caza. Sin embargo, Speer no dice ni una sola palabra al respecto en sus memorias, ni tengo conocimiento de que lo comentara a algún historiador. El historiador con el que más tiempo colaboró, Joachim Fest, no menciona el asunto. Yo estoy completamente convencido de que si un colaborador de Hitler le hubiera visto zamparse unas salchichas gratamente, lo hubiera recordado de por vida de manera imborrable. Hitler estaba obsesionado con dar ejemplo. No puedo imaginarme por tanto a un Hitler devorando jamón a la vista para que se corriera el rumor. Por supuesto, otra de las "pruebas" de que Hitler comía carne, es que el Führer mandó envenenar a su perra Blondi. Pero aquí lo importante es que cada uno está dispuesto a creerse sus propias mentiras. Todos lo hacemos. No les culpo. A ellos les bastan cuatro argumentos baratos y sin referencias rigurosas para tragarse ese anzuelo.