Continuamos con la segunda parte de los diarios de Goebbels. El ministro reflejaba el carácter criminal de la guerra, sobre todo en lo concerniente a la guerra aérea:
- Entre Einsenhower y Harris se han intercambiado telegramas de felicitación por la destrucción de las ciudades del Oeste. Estos telegramas constituyen documentos históricos de la especie más infame. Creo que dentro de 50 años los europeos han de mirar con repugnancia esta muestra de cinismo. Los dos gánsters mayores consideran un acto heroico la destrucción de una ciudad que sea exponente de la cultura alemana. Se ufanan de sus crueldades y brutalidades, con lo que demuestran no estar a la altura de los triunfos conseguidos, que no merecen.
En el diario tenemos también la famosa denominación sobre la ocupación Soviética, que en general se atribuyó a Churchill erróneamente:
- Es una vieja táctica del Kremlin, en el momento en que los soviets ocupan un país, echar un telón de acero, a fin de poder perpetrar tras él sus horribles crímenes.
Interesantes opiniones sobre Hitler y la guerra:
- El Führer ha decidido que, a pesar de las extraordinarias dificultades que ello supone, prosigan las evacuaciones en el Oeste. Estas evacuaciones son prácticamente inviables, dado que la población se niega a abandonar sus pueblos y ciudades. Por lo tanto, habría que emplear la fuerza, y ¿dónde están los hombres necesarios para aplicarla, y dónde, las personas dispuestas a tolerarla? La decisión tomada por el Führer parte de premisas erróneas. Así lo deduzco de un informe que me ha presentado Speer, después de un viaje realizado al Oeste. Speer ha estudiado detenidamente la situación y ha sacado la conclusión de que prácticamente no se puede seguir evacuando. Speer se muestra muy contrariado por las medidas adoptadas. Sustenta el punto de vista de que no puede ser el objetivo de una política militar conducir a un pueblo a una derrota heroica, tal como indicaba ya el propio Führer en su libro Mein Kampf con toda claridad, por lo menos respecto a la Primera Guerra Mundial. Este principio debe aplicarse ante todo a la diplomacia alemana que la actual situación de la guerra no ha encontrado todavía la posibilidad de sacar a Alemania de esta guerra de dos frentes que nos está destruyendo y despedazando poco a poco.
La amargura de Goebbels queda reflejada en estos pasajes de sus diarios:
- Se le oprime a uno el corazón al ver tan singular obra arquitectónica arrasada en un segundo. ¡Tanto trabajo, para construir el teatro y restaurar en el estilo original la Sala del Trono y la Galería Azul! ¡Con cuánto esmero tratamos cada mural y cada mueble! Y ahora todo destruido... Hoy, 13 de marzo, hace exactamente doce años que tomé posesión de este ministerio. Mal augurio para los doce años siguientes.
En otra ocasión a Goebbels ya no le sirven las promesas de Hitler:
- No podemos dejar morir al pueblo por falta de decisión para arrancar la raíz de nuestra desgracia. El Führer me dice que actualmente se construyen cazas y bombardeos de los que espera bastante. Pero eso lo hemos oído ya tantas veces que nos resulta imposible hacernos ilusiones.
Es evidente que a esas alturas de la guerra Hitler tenía puestas sus esperanzas no solo en la ruptura de los aliados. Aparte de la construcción de cazas y bombardeos, albergaba esperanzas en la guerra submarina:
- El Führer quiere tratar nuevamente de consolidar los frentes. Espera algunas victorias de la guerra submarina, especialmente cuando entren en acción nuestros nuevos submarinos que todavía no han sido lanzados al ataque.
En todo caso, Goebbels seguía admirando a Hitler y teniendo fe en él:
- La presencia del Führer me impresiona cada vez más. Es conmovedora la firmeza interior con que, a pesar de sus aflicciones físicas, se hace cargo de las cosas y trata de dominarlas.
- El Führer me ha enviado las notas taquigráficas de las reuniones del Estado Mayor correspondientes a los días críticos que precedieron al avance soviético sobre Pomerania. Estas actas revelan una verdadera tragedia. En aquellas reuniones, el Führer insistía una y otra vez en que los soviets atacarían Pomerania y contradecía a los expertos que oponaban que el ataque iba a ser dirigido contra Berlín. Por desgracia, el Führer se abstuvo de traducir en órdenes su opinión que se fundaba más la intuición que en el conocimiento, por lo que cada cual hizo lo que quiso, incluso Himmler. Estas actas son la prueba de la incapacidad de nuestros jefes militares. El Führer estaba en lo cierto, lo expuso a sus colaboradores y éstos no supieron sacar conclusiones...
- De estas actas se desprende que el Führer estaba en lo cierto. Pero resulta estremecedor comprobar que los consejeros militares del Führer no solo no le entienden, sino que desobedecen sistemáticamente sus órdenes claras y categóricas. ¿Cómo puede confiar todavía en tales consejeros? Aquí está, a mi modo de ver, la causa de nuestros fracasos.... El Führer me explica con detalle cómo pudo llegarse a tal situación y agrega que lo mismo ocurrió en Moscú y en Stalingrado. Él estaba en lo cierto; pero sus asesores militares le fallaron.
- El primer ministro belga Van Acker ha declarado en una entrevista periodística que nosotros, los alemanes, llevamos a Bélgica 20 veces más alimentos que los aliados. A pesar de todo, éstos aparecen como liberadores del hambre y la injusticia social.
El 20 de marzo comenta la visita de las Juventudes Hitlerianas y que, por error, se han considerado a menudo como imágenes del 20 de Abril:
- El Führer ha recibido a un grupo de muchachos de las Juventudes Hitlerianas que, en los combates del frente del Este, han conquistado la Cruz de Hierro. Les dedica una alocución extraordinariamente simpática y alentadora que nosotros difundimos en un comunicado de Prensa:
Una opinión de Goebbels para la controversia, que aun hoy se discute:
- Los norteamericanos se han metido en la cabeza establecer una paz mundial sobre la base del imperialismo económico norteamericano.
Otra de las conversaciones que Goebbels mantuvo con Hitler:
- Mantengo a continuación una conversación de dos horas con el Führer, a quien encuentro en extremo fatigado y maltrecho, tras las peripecias y sobresaltos de estos últimos días. Pero mantiene un ánimo excelente. Da la impresión de que solo lo sostiene su férrea voluntad. Para quien le ha tratado durante años, es una sensación francamente conmovedora. Acerca de la situación militar se muestra incluso desesperado. Concretamente, en el Oeste no creía que llegásemos a vernos ante semejante calamidad. Me dice que los hechos lo han alterado mucho. Esta vez no consigo animarlo ni con mis ejemplos históricos.
Sobre las violaciones de los soldados soviéticos a las mujeres alemanas dice:
- Conti ha dado a los médicos alemanes la autorización para la práctica del aborto en las mujeres violadas por los bolcheviques. Este problema adquirirá grandes proporciones en el futuro, dado que un número de mujeres alemanas han sido contagiadas de enfermedades venéreas por los soldados soviéticos.
Observaciones sobre Hitler:
- Mientras hablamos, paseamos por el jardín de la Cancillería. Gracias a Dios, el Führer se encuentra en buena forma física; por cierto, como en todos los momentos críticos. También en este aspecto es francamente admirable. Sólo observo con tristeza que cada vez anda más encorvado.
- El Führer sigue pensando que la crítica situación del Oeste es resultado de una traición de las altas esferas.
- Si bien el Führer está acertado en sus suposiciones, raramente saca de ellas las debidas consecuencias.
- Es francamente trágico ver al Führer, un revolucionario de gran talla, rodeado de gentes tan mediocres.
- Como he dicho, el Führer se muestra inclinado a disculpar a Göring en cierta medida.
- El Führer cree que Saur vale más que Speer.
- Causa franca admiración el que el Führer, ante el dilema planteado en el frente, impertérrito, siga confiando en su buena estrella. A veces, tiene uno la impresión de que vive en las nubes. Pero son ya tantas las veces en las que, como un Deus ex machina ha bajado de las nubes.
- Como he dicho ya, en principio, el Führer enjuicia correctamente las cosas; pero no actúa en consecuencia.
- De todos modos, hoy el Führer hace cuanto puede hacer. Que el destino decida lo que tenga que ocurrir. Desde luego, hay que añadir que los actos del Führer se orientan más hacia lo material que hacia lo personal.
- El Führer demuestra ahora un miedo al micrófono que no alcanzo a comprender. Tiene razón al argumentar que en un discurso tiene que poner por lo menos algo; y que por el momento no dispone de nada.
Y bien, ahora toca tratar el controvertido último acto de Goebbels, su suicidio y el de su familia. En el anterior post, un lector dijo que solo por este hecho la historia condenará a Goebbels. Es curioso resaltar que el asesinato de los hijos de Goebbels no ha sido hasta la fecha un acto que la gente recuerde del famoso Ministro de Propaganda. Se le conoce más por su papel de inventor de la propaganda moderna.
Como hemos visto, Goebbels conocía de primera mano la conducta del Ejército Rojo. Sabía que ese Ejército saqueaba los territorios conquistados, que tenía la rabia dentro y que se producían numerosos casos de violaciones y asesinatos de civiles. Con la muerte de los niños, el matrimonio Goebbels pensó en ahorrarles sufrimientos futuros. Veamos las últimas cartas escritas por el matrimonio:
Goebbels escribió una carta a Harald Quandt, el hijo de su esposa, el 28 de abril de 1945 en donde le decía, entre otras cosas:
- No te dejes desorientar por el ruido del mundo que ahora empezará a sonar. Un día las mentiras caerán por su propio peso y la verdad triunfará sobre ellas. Llegará la hora en la que nosotros esteremos por encima de todo, limpios y sin mancha, como fueron siempre nuestra fe y nuestro afán.
Magda Goebbels también escribió a su hijo mayor:
- Quiero que sepas que permanezco al lado de papá contra su voluntad y que este último domingo el Führer todavía quería ayudarme a salir de aquí. Ya conoces a tu madre: los dos llevamos la misma sangre, no tuve que pensarlo ni un momento. Nuestra magnífica idea se desmorona, y con ella, todo lo que en mi vida conocí de hermoso, admirable, noble y bueno. El mundo que vendrá después del Führer y del nacionalsocialismo no merece que se quiera vivir en él. Por ello, he traído conmigo a los niños. La vida que se avecina no es digna de que ellos la vivan y un Dios bondadoso ha de comprender que yo misma los libere.... Sólo tenemos un objetivo: ser fieles al Führer hasta la muerte, y poder terminar nuestra vida con él es una gracia del destino con la que nunca nos atrevimos a contar... Todos tenemos que morir, ¿y no es más hermoso vivir menos pero con honor y valentía que tener una vida larga en condiciones vergonzosas?.
Bien, pues ahí, en esas últimas frases de Magda Goebbels, tenemos la justificación de la muerte de sus hijos.
Según Wilfred von Oven, que trató a Goebbels, la muerte de Blondi, la perra de Hitler, tuvo un doble motivo:
- "La muerte de Blondi y sus cachorros no sirvió únicamente para asegurar la efectividad del suicidio del matrimonio Hitler. El procedimiento tenía también por finalidad probar la manera más fácil e indolora de suministrar el mortífero veneno a los niños de la familia Goebbels. La perra Blondi cayó al suelo como fulminada por un rayo en cuanto se le introdujo la cápsula de cianuro en la boca, aplastándola con una tenaza plana. De manera similar procedió el dentista con los niños adormecidos por la madre. Sabía cómo abrirle la boca a una menor dormida para aplastar la cápsula en la cavidad bucal. Magda Goebbels no podría haberlo hecho, aun desde el mero punto de vista técnico, e independientemente de la entereza mostrada en esos dantescos momentos, que Otto Günsche calificó de heroica. Los niños nada sabían de todo eso. La única que quizás sospechaba algo era Helga, la mayor, una niña de extraordinaria inteligencia, despierta, y de una madurez espiritual precoz. "