Si uno coge un periódico o lee las noticias habitualmente en Internet, las fechas 20 y 30 de abril se encontrará fácilmente con un nombre: Hitler. No solo eso, casi todas las efemérides del periodo del III Reich son puntualmente recordadas: el 30 de enero, la quema de libros, la noche de los cuchillos largos, la noche de los cristales rotos, el Pacto de Múnich... año tras año la prensa nos lo recuerda con puntualidad. ¿Por qué? Debe de haber alguna misteriosa asociación puesto que ¿conocemos otros periodos de la historia con la misma precisión? La "popularidad" de Hitler es tan inmensa que no hay día que no aparezca en la prensa por algún motivo. Doce años de la historia que han sido estudiados hasta el mínimo detalle. Ningún periodo de la historia ni ningún personaje histórico han vertido tantos ríos de tinta... y de controversia.
A la vez que se prohíbe el famoso libro de Hitler, Mi Lucha, le habla de él de forma absolutamente desmesurada. ¿Qué sentido tiene la prohibición si se habla de Hitler constantemente? Muchas personas querrán leer sobre Hitler, querrán leer su libro, mientras se les recuerde constantemente su figura. El peligro que supuestamente representa Hitler y el nacionalsocialismo queda en tela de juicio ante tanta información. Nuestro actual modelo de sociedad se basa, casi como una religión, en la derrota de Hitler. El Führer es una de las únicas personas del mundo en la que, si se le compara a alguien con él, puede ser llevada a los tribunales. A buen seguro que eso encantaría a Hitler.
A menudo nos confunden con defensores de Hitler. Simplemente porque no nos conformamos con los libros de historia. Hay lectores que se conforman con lo que leen. A otros, sencillamente no nos gusta que nos tomen por tontos. En el caso de Hitler es tan claro que a veces sonroja leer sobre él.
Una de las falacias más populares a la hora de difamar a Hitler es decir esa tontería de que la historia se repite si no la recordamos etc. Eso es una idiotez. La historia no se repite jamás. Además, Hitler es absolutamente inimitable. Nunca habrá nadie como él, no se si afortunada o desgraciadamente. Los grupos llamados "neonazis" no tienen nada que ver con Hitler. Más bien parecen una burla que la prensa utiliza para desacreditar más a Hitler.
Se dice que Hitler fue un cobarde por suicidarse. Pero ¿qué otra alternativa tenía? Su muerte fue un hecho perfectamente coherente. Podemos criticar su política, sus crímenes si se quiere, pero su muerte le engrandece. Porque, a pesar de las difamaciones, con su muerte creo un halo mágico y de misterio que siempre le rodeará. En sus últimas horas declaró:
- No quiero que mi cuerpo se exhiba en un museo de figuras de cera o algo parecido. Quiero que los rusos sepan que he estado aquí hasta el último instante.
En su testamento privado dijo:
- Puesto que creí, en mis años de lucha, que no debía asumir la responsabilidad de contraer matrimonio, me he decidido ahora, a punto de terminar esta mi vida terrena, a tomar por esposa a la muchacha que, tras largos años de fiel amistad, entró voluntariamente en la ciudad, ya casi sitiada, para compartir su suerte con la mía. Por deseo suyo va a la muerte conmigo y como esposa mía y la muerte nos resarcirá de lo que mi labor al servicio de mi pueblo nos ha robado a los dos. Lo que poseo pertenece, en lo que pueda valer, al Partido. Si éste dejase de existir, al Estado. Y si también fuese destruido el Estado, ya no será precisa una ulterior decisión mía al respecto. Mis cuadros, integrantes de las colecciones por mi adquiridas a lo largo de los años, no los he coleccionado nunca por razones de orden privado, sino que lo hice siempre con la intención de crear una galería de pinturas en mi ciudad natal de Linz... yo mismo y también mi esposa, elegimos la muerte para evitar la vergüenza de la fuga o la capitulación. Es voluntad nuestra ser inmediatamente incinerados en el lugar mismo en que durante doce años de servicio a mi pueblo, he llevado a cabo la mayor parte de mi labor cotidiana.
A menudo nos confunden con defensores de Hitler. Simplemente porque no nos conformamos con los libros de historia. Hay lectores que se conforman con lo que leen. A otros, sencillamente no nos gusta que nos tomen por tontos. En el caso de Hitler es tan claro que a veces sonroja leer sobre él.
Una de las falacias más populares a la hora de difamar a Hitler es decir esa tontería de que la historia se repite si no la recordamos etc. Eso es una idiotez. La historia no se repite jamás. Además, Hitler es absolutamente inimitable. Nunca habrá nadie como él, no se si afortunada o desgraciadamente. Los grupos llamados "neonazis" no tienen nada que ver con Hitler. Más bien parecen una burla que la prensa utiliza para desacreditar más a Hitler.
Se dice que Hitler fue un cobarde por suicidarse. Pero ¿qué otra alternativa tenía? Su muerte fue un hecho perfectamente coherente. Podemos criticar su política, sus crímenes si se quiere, pero su muerte le engrandece. Porque, a pesar de las difamaciones, con su muerte creo un halo mágico y de misterio que siempre le rodeará. En sus últimas horas declaró:
- No quiero que mi cuerpo se exhiba en un museo de figuras de cera o algo parecido. Quiero que los rusos sepan que he estado aquí hasta el último instante.
En su testamento privado dijo:
- Puesto que creí, en mis años de lucha, que no debía asumir la responsabilidad de contraer matrimonio, me he decidido ahora, a punto de terminar esta mi vida terrena, a tomar por esposa a la muchacha que, tras largos años de fiel amistad, entró voluntariamente en la ciudad, ya casi sitiada, para compartir su suerte con la mía. Por deseo suyo va a la muerte conmigo y como esposa mía y la muerte nos resarcirá de lo que mi labor al servicio de mi pueblo nos ha robado a los dos. Lo que poseo pertenece, en lo que pueda valer, al Partido. Si éste dejase de existir, al Estado. Y si también fuese destruido el Estado, ya no será precisa una ulterior decisión mía al respecto. Mis cuadros, integrantes de las colecciones por mi adquiridas a lo largo de los años, no los he coleccionado nunca por razones de orden privado, sino que lo hice siempre con la intención de crear una galería de pinturas en mi ciudad natal de Linz... yo mismo y también mi esposa, elegimos la muerte para evitar la vergüenza de la fuga o la capitulación. Es voluntad nuestra ser inmediatamente incinerados en el lugar mismo en que durante doce años de servicio a mi pueblo, he llevado a cabo la mayor parte de mi labor cotidiana.