29 de noviembre de 2010

Normandía

En "La Guerra de Hitler" David Irving nos dice que en el momento en que Hitler comenzó la reunión de guerra "la batalla de Francia estaba ya perdida". Según Rommel había que derrotar al enemigo en las mismas playas de desembarco, cosa que no ocurrió. La superioridad aérea enemiga era abrumadora.  Hitler había advertido desde febrero de 1944 que el Muro Atlántico debía construirse para asegurar la derrota de cualquier desembarco pero hacia la fecha de la invasión, solo estaba construido en un dieciocho por ciento. Irving achaca las deficiencias de la defensa alemana a la lentitud del servicio de información. Hitler mismo ordenó una investigación pero según Irving se ignoran sus resultados. 

Lo cierto es que cuando se produjo el ataque, Hitler pensaba que la invasión de Normandía solo era una distracción del enemigo. Irving, con buen criterio, apunta que "es fácil hacer criticas en la actualidad". También nos dice Irving que Hitler y sus generales "gozaban de excesiva confianza". Lo cierto es que, días más tarde, Hitler reconoció que su optimismo  había carecido de fundamento  y ordenó envíos de divisiones Panzer. Ya a finales de agosto Hitler declaró: "Si hubiese tenido las divisiones Panzer  nueve y diez en el Oeste, todo esto no habría ocurrido". 

Joachim Fest asegura que "Hitler, guiado una vez más por su característica intuición, manifestó que Normandía era una zona de desembarco no menos apropiada, pero se atuvo, posteriormente, a los juicios de los consejeros militares." En todo caso Hitler declaró que "si la invasión no es rechazada, la guerra estará perdida para nosotros."

En el interesante libro "Porque perdí la guerra" de Saint Paulien el autor pone en boca de Hitler los hechos: 

"Se dice que el desembarco de Normandía -Operación Overlord- triunfó tan sólo porque yo había dado órdenes incoherentes, como de costumbre. Todos los cronistas se complacen en repetirlo. Cierto que cometí errores, pero más cierto todavía que me los hicieron cometer. Examinemos algunos hechos. El jefe de la Abwer del XV Ejército alemán (apostado entre Calais y Dieppe), coronel Helmuth Meyer, había descifrado el primero de junio de 1944 un doble mensaje de la BBC. Iba dirigido a ciertas redes de la Resistencia francesa y precisaba la inminencia de la "Operación Overlord". El coronel Meyer comunicó la preciosa información a su jefe directo, el almirante Canaris y al comandante del XV Ejército, general Hans von Salmuth. Este tomó sus precauciones para aguardar a los invasores. Pero el almirante Canaris se guardó muy bien de prevenir al VII Ejército inmediato que se encontraba en Normandía y fue éste, como por casualidad, el que recibió el coche... No hay explicación al hecho de que el mariscal Rommel abandonara su cuartel general el 4 de Junio: tanto Keitel como Jodl y yo mismo, le creíamos todavía en La Roche-sur-Yon. Unos pretenden que estaba en camino para presentarme un informe que yo no le había pedido, y otros que quería detenerme y encerrarme en el castillo de La Roche-sur-Yon. El general Heinz Hellmich, jefe de las tropas que tenían que defender Cotentin, no estaban en su puesto, al igual que los generales W.Falley y Von Schlieben... Era perfectamente posible, sin embargo, echar al invasor al mar. A condición claro está, de que los dos grandes jefes dieran inmediatamente las órdenes necesarias. Pero uno estaba ausente y el otro dormía. "

Otra fuente de información la encontramos en las memorias del imprevisible Speer:

"Serían sobre las diez de la mañana del 6 de Junio cuando, encontrándome en el Berghof, uno de los asistentes militares de Hitler me informó de que a primeras horas de la mañana había comenzado la invasión.

- ¿Han despertado al Führer?

- No, recibirá la noticia cuando haya tomado su desayuno. 

Dado que Hitler había dicho una y otra vez a lo largo de los últimos días que era previsible que el enemigo iniciara la invasión con un falso ataque, destinado a alejar a nuestras tropas del verdadero lugar de desembarco, nadie quería despertarlo para no sera acusado de haber enjuiciado mal la situación.

Durante la reunión estratégica que tuvo lugar unas horas más tarde en la sala de estar del Berghof, Hitler parecía aún más seguro de que el enemigo sólo pretendía engañarlo:

- ¿Se acuerdan ustedes? Entre los muchos informes que hemos recibido, había uno que señalaba exactamente el punto, el día y la hora del desembarco, lo que refuerza mi idea de que no puede tratarse de la verdadera invasión.

Según Speer, Hitler se había vuelto muy desconfiado de las informaciones que recibía:

- ¿Cuántos de estos agentes "limpios" no están al servicio de los aliados? Nos dan noticias confusas a propósito. Y tampoco pienso dejar que esta llegue a París. No se lo diremos; lo único que conseguiríamos sería que el Estado Mayor se pusiera nervioso.

También según Speer, Hitler siguió creyendo que era un amago de invasión incluso semanas de producirse la invasión de Normandía, lo que contradice las opiniones de David Irving.

Ian Kershaw dice en la biografía de Hitler que éste era optimista cuando se produjo la invasión. Es más, según Kershaw el optimismo de Hitler no era injustificado. Dice que Hitler creía que la costa atlántica estaba mejor fortificada de lo que estaba en realidad.

En lo que coinciden casi todos los historiadores es en mencionar las nuevas armas V1 justo en el momento de la invasión de Normandia. Hitler había puesto muchas esperanzas en los cohetes voladores y en los cazas a reacción. Sin embargo la producción de estos aviones estaba empezando.

Según Irving, tanto Hitler como Göring habían estado esperando la invasión durante mucho tiempo y ese día estaban radiantes. Para Göring porque una victoria de su aviación en Normandía "restablecería definitivamente el mermado prestigio de la Lutwaffe".  

Durante esos días, el propio Führer sufría también los ataques aéreos:

"De día veía los destelleantes escuadrones de bombardeos norteamericanos volando a gran altura , en su camino desde Italia  a los objetivos del sur de Alemania. De noche, los ingleses volaban en dirección contraria , hacia Austria y Hungría. Las sirenas de Obersalzberg obligaban a cuantos se encontraban en Berghof a salir por la puerta trasera y dirigirse hacía las grandes puertas de acero que disimulaban la entrada a los túneles  que perforaban la montaña. El propio Hitler se resistía a descender  los sesenta y cinco peldaños antes de que las baterías antiaéreas comenzaran a disparar.  Solía quedarse junto a la entrada del túnel , para procurar que nadie saliera antes de que las sirenas dieran fin a la alarma. A menudo, reflejados en el cielo se veían los resplandores de los incendios en Múnich. El ama de llaves de Hitler le suplicó que trasladara el contenido del piso que el Führer tenía en Múnich a un lugar seguro. Pero Hitler siempre se negó: 'Frau Winter, tenemos que dar ejemplo.'



14 de noviembre de 2010

La subida de Hitler al poder

Mucho se ha hablado de los triunfos y fracasos de Hitler. Sobre todo de los fracasos, porque parece que resulta útil hablar solo de sus fracasos. Sin embargo Hitler representa a ese tipo de personas, que se dan muy poco en la historia, capaces de superarse a sí mismos y conseguir objetivos ciertamente inimaginables. Sus conquistas militares son impresionantes. Sus logros sociales y el haber sido capaz de tener a toda una nación en su corazón, también. Tampoco debemos olvidar como un gran triunfo de Hitler el hecho de que sea tan conocido en el mundo entero y de que su figura sea recordada hoy en día, para bien o para mal. Sin embargo todo eso no hubiera sido posible sin lo que yo considero el mayor logro de Hitler: su escalada al poder. El hecho de haber intentado subir al poder mediante un golpe, el famoso Putsch de Múnich, y de haber fracasado, hizo recapacitar a Hitler sobre el método a utilizar. Sabemos que ese método le fue bien a Mussolini (aunque el tiempo demostró que Mussolini no tenía todo el apoyo que necesitaba para sostenerse), sabemos que muchos dirigentes y militares han conseguido el poder mediante golpes de estado. El método de Hitler, conseguir el poder mediante armas legales y mediante el apoyo de las urnas, fue ciertamente una hazaña más asombrosa que sus conquistas militares. El hecho de ser un personaje anónimo y alcanzar la cancillería de un país como Alemania, supuso para Hitler un hito difícil de superar. Nadie lo ha logrado en tiempo record como él. De hecho, sus campañas electorales han sido imitadas. Normalmente se intenta soslayar el asunto aduciendo que la subida al poder de Hitler tuvo poco merito e incidiendo que la crisis mundial le aupó al poder. Los historiadores y analistas intentan restar importancia al merito de Hitler pero lo cierto es que hizo un esfuerzo titánico para lograrlo. Siempre me ha sorprendido que digan que Hitler fue poco más que un vago, que no tenía horarios etc. Pero lo cierto es que las energías de Hitler fueron impresionantes. Me gustaría que quienes critican a Hitler me dijeran quién ha logrado en la historia algo tan increíble como llegar al poder de la nada y en semejante tiempo. El mismo Hitler hablaba de 14 años de lucha. Eso es cierto si tenemos en cuenta que Hitler comenzó su carrera política prácticamente cuando finalizó la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, en 1925 Hitler tuvo que comenzar prácticamente de cero, lo que nos indica que Hitler consiguió el poder en tan solo 7 u 8 años.

Cuando Hitler salió de la cárcel, en 1924, tuvo que comenzar desde cero. La mayor parte de sus partidarios se hallaban encarcelados aún o habían desaparecido. Los que seguían, estaban peleados entre sí. Según Joachim Fest, cuando Hitler regresó de Landsberg "es verdad que solo existían ruinas pero también es cierto que ya no existían rivales serios." Después Hitler quiso legalizar la situación de su partido. Según Fest, Hitler quiso seguir siendo revolucionario "y al mismo tiempo, como defensor de las actuales situaciones, dar la sensación de ser radical y templado, de amenazar el orden y figurar como conservador, quebrantar la ley pero conjurar de la forma más convincente su recomposición." 

La cárcel le sentó bien a Hitler. En una ocasión dijo:

- Aquel periodo me dio la oportunidad de profundizar en varios conceptos de los que sólo tenía un conocimiento instintivo. Fue también durante mi encarcelamiento cuando adquirí esa fe inquebrantable, ese optimismo, esa confianza en nuestro destino que a partir de entonces nada pudo hacer vacilar.

En la biografía de Fest, hay unas declaraciones de Hitler que nos dicen mucho sobre sus métodos:

- Si alguien viene y me quiere imponer condiciones, entonces le digo: "amiguito, ante todo espera un momento y escucha las condiciones que yo te impongo. Yo no aprecio a la gran masa. Después de un año ustedes, mis partidarios, deben juzgar; he obrado correctamente, entonces todo va bien; si no he obrado correctamente, entonces deposito mi cargo en sus manos. Pero hasta entonces vale que: yo dirijo al movimiento completamente solo y nadie puede imponerme condiciones, mientras sea yo el responsable. Y yo me hago totalmente responsable de cuanto pueda suceder en el movimiento.

A parte de ganar a la población para captar sus votos, Hitler centró sus esfuerzos en ganarse a los industriales, financieros y al propio ejército. Ya antes del golpe de 1923 Hitler buscó el apoyo de la industria alemana, a pesar de que existía un marcado sentimiento anticapitalista en el movimiento. Los empresarios temían al comunismo mucho más que al nacionalsocialismo por lo que no le resultó difícil ganárselos. Por otra parte, Hitler llegó a poseer un ejército mayor que el propio ejército regular. Este detalle es muy importante ya que no conocemos muchos casos, a parte de los comunistas en Rusia, de un movimiento político sostenido por semejante número de paramilitares.

Se ha dicho a menudo que Hitler se vendió a los industriales y al ejército para alcanzar el poder. Sin embargo no cabe duda de que la estrategia de Hitler funcionó: fue lo suficientemente inteligente como para buscar su apoyo para lograr un fin. Hitler nunca se sintió cómodo con los grandes industriales y siempre tuvo un marcado sentimiento anticapitalista. Prefería la compañía de sus modestos sirvientes que estar entre empresarios. Pero no era posible alcanzar el poder sin el apoyo de éstos.

También se ha dicho que Hitler alcanzó el poder gracias a la crisis mundial existente y al empleo de chivos expiatorios, como eran los judíos y los comunistas. Sin embargo hay que estar muy preparado para alcanzar el poder, por mucha crisis que exista. Por otra parte, nunca he estado de acuerdo en que Hitler utilizara a judíos y comunistas como chivos expiatorios. Hitler los combatió porque creía firmemente que debía hacerlo, no para utilizarlos.

En 1932 Hitler envió una carta al Presidente de la república von Hindemburg:

- Puedo asegurarle a vuestra excelencia mi firme decisión de formar un gabinete presidencial propuesto por mi, sujeto a mi dirección y aceptado por vuestra excelencia, con todas las premisas constitucionales necesarias para un largo y fructífero mejoramiento de nuestro pueblo política y económicamente arruinado. Por este motivo, dirijo a vuestra excelencia un solo ruego, el de otorgarme por lo menos, tanta autoridad y poderes como los que antes que yo recibieron hombres que por su parte podían contribuir igual que yo a valorar la autoridad y el prestigio del nombre de vuestra excelencia. No obstante, como estoy obligado a causa de la constitución a tener en cuenta a los partidos para el legal funcionamiento del futuro gobierno, llevo conmigo, señor Presidente del Reich, al partido más grande de todos. Pero mi nombre y la existencia de este gran movimiento alemán, son garantías que se verían anuladas, necesariamente, por un fracaso en nuestros esfuerzos. En tal caso, señor Presidente del Reich, yo no veo después de nosotros una dictadura militar, sino el caos bolchevique. Si después tuviera que persistir en el propósito de volver a formas de gobierno de viejo sello parlamentario, entonces sería necesario, a mi parecer, dar a conocer esta voluntad de vuestra excelencia. Sin embargo, en este caso, me permito con todo respeto, llamarle la atención sobre las repercusiones de una decisión semejante. Yo las lamentaría profundamente. Permítaseme, para concluir, rogar a vuestra excelencia tener en debida cuenta mis motivaciones y desistir del intento de darle esta solución a la crisis.

Apenas dos meses de enviar esta carta, Hitler consiguió alcanzar el poder, una gesta que solo él supo lograr de manera magistral.






1 de noviembre de 2010

Sobre el tratamiento de "Führer" y otros temas

Hitler dijo en 1942:

- Dentro de diez años la expresión "el Führer" habrá adquirido un carácter impersonal. Bastará que de a ese título una consagración oficial para que se borre el de Canciller del Reich. Incluso en el ejército se dice ahora "el Führer". Este título lo llevarán más tarde personas que no tendrán todas las virtudes de un jefe, pero contribuirá a asentar su autoridad. Se puede hacer de cualquiera un Presidente, pero no es posible dar el título de Führer a un patán. También está bien que todo alemán pueda decir "mi Führer", los otros no pueden decir más que "Führer". Es extraordinaria la rapidez  con que esta fórmula ha tomado derecho de ciudadanía. Nadie se dirige a mi en tercera persona. Todo el mundo puede escribirme: "Mi Führer yo le saludo". He concluido con la tercera persona y dado el golpe de gracia a los últimos vestigios de la servidumbre, esas reminiscencias de la época feudal. No se cómo nació la expresión, yo no intervine en ello para nada. Fue algo que se implantó de pronto en el pueblo y poco a poco tomó una forma usual. ¡Qué bien inspirado estuve rehusando el título de Presidente del Reich! ¿Imaginan ustedes esa frase? ¡El presidente Adolf Hitler! No hay título más bello que el de Führer, ya que nació espontáneamente del pueblo. En cuanto a la expresión "Mi Führer" pienso que surgió en los labios de las mujeres. Cuando quería causar efecto sobre el "viejo señor" me dirigía a él diciéndole "señor Mariscal". Únicamente en las ceremonias oficiales le llamaba "señor Presidente". Hindenburg fue, sin embargo, el que dio prestigio al título de Presidente. Son matices que pueden parecer bagatelas, pero tienen importancia. Es lo que da consistencia al cuadro.

Sobre sus tropas de choque:

- En 1923 mis tropas de choque incluían elementos extraordinarios: hombres que se unieron a nosotros con la idea de formar parte de un movimiento que progresaba rápidamente. En tiempo de paz tales elementos no son útiles pero en los períodos turbios es muy distinto. Aquellos mozos me rindieron en esa época servicios inapreciables. Cincuenta burgueses no valían tanto como uno solo de ellos. 'Con qué confianza ciega me seguían! En el fondo, eran niños grandes. ¿Su pretendida brutalidad? Simplemente, estaban algo próximos al estado de la naturaleza.

- Yo nunca cesé de decir a mis partidarios que nuestro éxito era una certidumbre matemática, pues a diferencia de los socialdemócratas, nosotros no rechazábamos a nadie de la comunidad nacional.

- No se nada del más allá, y tengo la honradez de reconocerlo. Otros saben más que yo, y soy incapaz de demostrarles que se equivocan. No pretendo que pueda imponer mi filosofìa  a una campesina. Todo conduce al sentimiento que el hombre posee de su impotencia. Esta filosofía en si, no tiene nada de pernicioso. Lo esencial, en efecto, es que el hombre sepa que la salvación consiste en que cada uno se esfuerce en comprender la Providencia y en aceptar las leyes de la naturaleza.

- Nuestros antepasados eran particularmente tolerantes para los robos de alimentos. Cuando el delincuente podía probar que no le animaba más que el hambre y que sólo  había robado para aplacarla, no era castigado. Hacían una distinción entre actos que perjudicaban o no a la vida de la comunidad. Según el derecho actual, puede suceder que el que mata una liebre sea castigado más severamente que el que mata un niño.

- ¿Somos nosotros los que hemos creado la naturaleza y establecido sus leyes? Las cosas son como son y nada podemos hacer. La Providencia ha dotado a los seres vivientes de una fecundidad sin límites, pero no ha puesto a su alcance, sin que esto necesite un esfuerzo por su parte, el alimento que necesitan. Está muy bien así, ya que es la lucha por la existencia la que produce la selección de los mejores.