Hoy en día existe mucha gente que tiene pánico a volar. Pero imaginaos lo que significaba volar en los años veinte, cuando la aviación civil todavía estaba en pañales. Hitler fue una persona realmente valiente, como nos lo demuestran sus numerosos viajes en avión. No era fácil volar en aquella época. El primer vuelo de Hitler del que tenemos constancia lo hizo a principios de los años veinte. Fue un viaje para comprobar la magnitud de un Putsch en Berlín. En aquella época abundaban los Putsch, tanto socialistas como de grupos paramilitares, como el organizado por los Cuerpos Libres comandados por el general von Lüttwitz en Berlín. Hitler decidió ir a ver qué ocurría. Y viajo en una avioneta deportiva sin techo junto Eckart. Curiosamente el piloto de esa avioneta era un personaje que tendría un significado especial en las últimas horas de vida de Hitler, el teniente Ritter von Greim. El tiempo era muy turbulento y Hitler vomitó varias veces durante el trayecto. Cuando llegaron a Berlín el aeropuerto estaba ocupado por los obreros y Hitler tuvo que disfrazarse con una barba postiza. Eckart se hizo pasar por comerciante. Me estoy imaginando a un joven Hitler disfrazado con una barba postiza e imagino lo impagable de una imagen así. Sería un documento increíble. Pero, lamentablemente no existe. Cuando la avioneta aterrizó Hitler juró que nunca volvería a volar, puesto que la experiencia había resultado una odisea. Bueno, sabemos que no fue así.
El piloto más conocido de Hitler fue Hans Baur. A pesar de que Baur ya era miembro del partido nacionalsocialista, en sus memorias Baur dice que le avisaron de que "un tal señor Hitler ha telefoneado", lo que suena un poco extraño, ya que eso ocurrió en marzo de 1932 y Hitler ya era conocido en todo el mundo. Lo cierto es que durante el primer encuentro entre Hitler y el piloto, el Führer recordó su primer y aparatoso vuelo y le mostró su desconfianza a volar. Baur pronto le tranquilizó y le dijo que la aviación había progresado mucho durante esos años, con los aviones trimotores. Por aquellos días Hitler estaba inmerso en numerosas campañas electorales y debía de recorrer Alemania entera. El avión le pareció un método de desplazamiento idóneo. Durante el primer vuelo que realizaron juntos, Baur colocó a Hitler a su lado para que se pudiera distraer viendo el tablero de mando y el paisaje. Le debió de gustar mucho puesto que a partir de entonces Hitler realizaría múltiples vuelos.
La primera campaña electoral con Baur a los mandos empezó el 3 de abril de 1932 y duró tres semanas. Hitler partió de Múnich a Dresde, la ciudad que quedaría destruida por completo al término de la guerra. Hitler estaba tan contento con su piloto que le regaló un gran ramo de rosas. A Hitler siempre le gustó regalar a sus colaboradores. El comportamiento de Hitler con sus allegados era casi siempre de tipo familiar. De hecho, Hitler siempre cuidó mejor a sus empleados domésticos, chóferes, pilotos y médicos mejor que a sus militares. Con ellos se sentía muy a gusto y siempre prefería una conversación con una secretaria que con un mandatario de un país.
Aquella campaña electoral fue muy intensa pero Hitler se mostró siempre en plena forma. Hitler aprovechaba los viajes en avión para leer la prensa, como podemos observar en la foto. Pero en muchas ocasiones el vuelo no era precisamente cómodo. Antes de volar, Hitler preguntaba a Baur sobre las posibilidades del vuelo. Baur era un piloto intrépido y siempre estaba dispuesto. En una ocasión volaron con un granizo que daño el fuselaje del avión. Volaban entre las montañas y Hitler quedó muy impresionado y emocionado a la vez. Lejos de asustarse, le recordó "el encanto de fuego de la Walkyria, al ver el granizo y la lluvia golpear el macizo en verdaderas trombas, con el telón de fondo de la siniestra y amenazante muralla de la tormenta."
En su celebrado "Triunfo de la Voluntad", de Leni Riefenstahl, hay una escena justo al comienzo en la que se ven unas vistas aéreas muy impactantes. Abajo, los emocionados ciudadanos observan descender un avión del que sale el Führer. Es una escena muy conseguida. El efecto es realmente asombroso: Hitler descendiendo de los cielos.