La cuestión es muy peliaguda porque la historia acepta que la mayor locura de Hitler fue su declaración de guerra a la Unión Soviética primero y a Estados Unidos después. Es habitual el tener una imagen de Hitler de megalomanía sin control. La imagen de un Hitler jugando con un globo terráqueo es muy conocida. ¿Pero realmente era Hitler un loco? Existen muchas evidencias que demuestran que Hitler no tuvo otro remedio que declarar la guerra a estos dos países. Voy a exponer la tesis de nuevo del historiador John Lukacs, del que hablé hace poco:
"Sólo fue detenido a las puertas de Moscú. No todos los errores de la estrategia militar alemana en Rusia se le pueden atribuir. Si la decisión de conservar Stalingrado fue un error, su a menudo criticada orden de no dirigirse directamente a Moscú en julio de 1941, haciendo caso omiso a sus generales, es al menos discutible, y su firme orden de prohibir una retirada general en diciembre de 1941 demostró ser sorprendentemente efectiva."
El mismo Hitler explicó en sus conversaciones de sobremesa su decisión de atacar a la Unión Soviética:
" Puesto que el tiempo -y siempre es el tiempo, como habrás notado- se habría vuelto cada vez más en nuestra contra. A fin de convencer a Gran Bretaña de que recogiera sus cosas, para obligarla a firmar la paz, era esencial privarla de su esperanza de ser todavía capaz de enfrentarnos, en el propio continente, a un adversario de igual talla que nosotros. No teníamos otra elección, teníamos que borrar el elemento ruso del balance europeo a cualquier precio. Había otra razón, igualmente válida, para nuestra acción: la amenaza mortal que suponía Rusia para nuestra existencia, puesto que era absolutamente cierto que un día u otro nos atacaría. "
Una conclusión que saca Lukacs es que dentro de los motivos que nos ofrece Hitler para atacar a Rusia, no aparece para nada la palabra "Lebensraum". Según el historiador, es absolutamente equivocado pensar que fue únicamente el Lebensraum el motivo de la invasión hitleriana. Para Lukacs la invasión de Rusia se debió a que Hitler quería demostrar a Gran Bretaña y a Estados Unidos"la inutilidad de la guerra contra él".
La declaración de guerra a Estados Unidos ha sido catalogada como una locura por parte de Hitler. Lukacs se detiene en este particular. Antes de la declaración de guerra, ya existía entre Alemania y Estados Unidos un estado de guerra. Sin embargo fue Hitler quien ordenó evitar cualquier acción hostil contra unidades norteamericanas. Hitler estaba ligado a un pacto con los japoneses y fue ese pacto quien decidió la declaración de guerra de Hitler.
Es habitual oír que Hitler desconocía por completo la realidad norteamericana y que desconocía su potencial. Para Lukacs esto es falso. Hay muchas pruebas de lo contrario:
"Hitler estaba interesado en los Estados Unidos y todo lo estadounidense desde su primera juventud. Era un ávido lector de las historias del Oeste y los indios del escritor alemán Karl May, a cuya última conferencia y a su funeral asistió en Viena. También hemos visto que Hitler expresó a menudo su afición y hasta admiración, por la industria norteamericana y sus técnicas. En suma, no estaba desinformado sobre los Estados Unidos, incluidas algunas tendencias políticas norteamericanas. Leía con asiduidad , en 1940, los informes de uno de los pocos agregados militares alemanes en Washington, el general Von Boetticher. Prestaba atención a todo tipo de indicios de opiniones contrarias a Roosevelt o "aislacionistas" por parte de los nacionalistas radicales estadounidenses. Él y Stalin fueron los primeros hombres de estado extranjeros que quisieron incluir el calendario electoral estadounidense en su cálculos (Stalin al decirle a Molotov que no viajara a Berlín hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre de 1940; Hitler al decirle a Mussolini que debería haber retrasado su ataque a Grecia hasta después de esas elecciones). A lo largo de la guerra, y bastante después de diciembre de 1941, Hitler estuvo informado sobre ciertas corrientes de opinión estadounidenses... En sus últimas conversaciones de sobremesa dijo que la guerra contra los Estados Unidos era "una tragedia" y hasta el último momento albergó esperanzas de una ruptura entre Washington y Moscú de la que podría beneficiarse después."
Para Lukacs, Hitler ya sabía en una fecha tan temprana como noviembre de 1941, que ya no podía ganar la guerra:
"El retrato de un Hitler cegado por su fanatismo, que creyó hasta el final que la guerra no se perdería, porque no podía perderse, es en el mejor de los casos una excesiva simplificación y, en el peor, falso."