Bueno, estamos en época de Navidad. El año pasado ya vimos un episodio de Hitler de Navidad. Este año nos vamos hasta el año 1937. Nunca le gustó la Navidad pero ese año estaba muy satisfecho. Según cuenta Toland en Nochebuena se mostró jovial. Estaba junto a su ayudante Krause. Estaban en el apartamento de Hitler envolviendo regalos. Curiosamente mientras lo hacían, su ayudante anudó un dedo de Hitler. Al Führer le hizo mucha gracia y después decidió celebrar la Navidad de una forma curiosa. Cogieron sus chaquetas, evitaron a los guardias de las SS y salieron a la calle, donde cogieron un taxi. Durante dos horas el taxista dio vueltas por Múnich, cambiando de rumbo varias veces, hasta que Hitler le indicó el destino: el café Luitpold.
El taxista no tenía ni idea de quién era su ilustre pasajero y pareció aliviado cuando se fue. Seguro pensó que se trataba de dos chiflados. Sin embargo, en vez de entrar en el café Hitler caminó hacia la Königsplatz. El ayudante se asustó, pero Hitler le tranquilizó, "No tema. Nadie se creerá que Adolf Hitler, en Múnich, camina solo por la calle." Sin embargo, cada vez que pasaba alguien, Hitler agachaba la cabeza. De pronto, comenzó a llover. Hitler llevaba unos zapatos de charol muy resbaladizos y caminaron sin parar hasta que regresaron al apartamento. Cuando llegaron, Hitler se mostró muy satisfecho de su travesura. Al parecer, caminar como un ciudadano más le proporcionó un gran placer. Al día siguiente, el mismo Himmler reprendió a Krause por no informar a las SS.