A la izquierda vemos la casa donde nació Hitler, en Braunau am Inn en 1889. La imagen corresponde a una postal editada durante el III Reich. Durante años la casa ha sido una biblioteca, incluso un banco. En la actualidad la casa se utiliza como ayuda a minusválidos. Sin embargo en la actualidad la casa está en venta por un módico precio de tres millones de euros. Los vecinos temen que la compre alguien que la utilice como un destino de peregrinaje de grupos neonazis. El caso es que el alcalde de la ciudad ha asegurado que va a hacer todo lo posible para que eso no suceda. El problema es que el ayuntamiento no tiene suficiente dinero para ello. Muchos historiadores han sugerido que la casa se convierta en un museo, sin embargo el alcalde se niega. En la ciudad viven con el lastre de que Hitler nació allí y supongo que no hay día que no se lo recuerden. Es como una maldición. Los franceses, sin embargo, siempre han sabido explotar todos sus productos maravillosamente. Convirtieron a un Napoleón derrotado en un héroe y hoy podemos ver en Francia todos sus monumentos, tumba etc y los franceses no se sonrojan en absoluto. Comprendo que hacer de Hitler un Napoleón es un ejercicio muy arriesgado, pero creo que en Braunau se debería intentar algo. El problema de Hitler es que, si no hablas mal de él. Se corre el riesgo de que surjan oleadas de admiradores. Hitler es así. Tiene aún suficiente carisma. Y claro, Hitler, que hasta la fecha ha sido la única alternativa con éxito de las democracias, ha de ser presentado siempre como un demonio. ¿Qué ocurrirá? Bueno, de una cosa estoy seguro: no se va a convertir en un santuario nazi. Si el ayuntamiento no tiene dinero, alguien lo pondrá. Eso contando con que no se derribe la casa por algún motivo. Siempre se puede decir que la casa está a punto de derrumbarse, que no se por qué no se ha dicho antes. Vamos a esperar a ver qué ocurre.