28 de octubre de 2013

Ha vuelto

Finalmente, no me he podido resistir, he leído la novela de moda en Alemania, "Ha vuelto", de Timur Vermes. Me ha decepcionado, pero no por presentar a un Hitler ridículo, que es lo que esperaba, sino porque la novela comienza resultando amena y termina diluyéndose en el aburrimiento. Es una pena porque la idea del libro resulta muy tentadora. Cuántas veces nos hemos preguntado qué opinaría Hitler de nuestra sociedad. El objetivo del autor es presentar a un Hitler "puro" y que el lector se cree su propia opinión. La cuestión reconozco que es arriesgada, y más en Alemania. Es cierto que, debido a que el libro está siendo todo un éxito en Alemania, esperaba encontrar a un Hitler asesino y sediento de sangre. Pero no. Uno se encuentra en cierto modo al Hitler que conocemos: educado, simpático y conversador. Vermes dice que ha pretendido presentar a un Hitler "lo más realista posible". El autor asegura que para documentarse prácticamente solo utilizó el libro Mein Kampf. Pero se nota claramente que se ha documentado bastante más.

La idea, como sabemos, es la siguiente: Hitler despierta en un descampado del Berlín del año 2011. Confundido al principio, observa la prensa en un quiosco. Al poco tiempo se da cuenta de que los turcos que ve no significa que finalmente los turcos fueran en socorro del Berlín de 1945. También observa que se celebra el 70 aniversario de la invasión de la Unión Soviética, "se presentaba aquella operación con tintes, en su conjunto, negativos". También se da cuenta de que a él se le dio por muerto. Y de que Alemania era una "República Federal" gobernada por una mujer. "De nuevo había partidos, y por supuesto, el improductivo tira  y afloja que infaliblemente traen consigo". "El territorio del Reich parecía claramente menguado; sin embargo, los estados que lo rodeaban seguían siendo en su mayoría los mismos, incluso Polonia continuaba por lo visto con su antinatural existencia, ¡en parte además en el antiguo territorio del Reich!... ¡Para esto podría haberme ahorrado la guerra entera!"

También se da cuenta de que la moneda ya no era el marco del Reich, sino una moneda europea oficial. Se atribuye la idea de tener una moneda única en Europa, pero desconfía del euro a la que llama "moneda artificial". 

El encargado del quiosco se divierte en cierta forma con ese supuesto Hitler y le permite pernoctar allí mismo. Hitler, por supuesto, aprovechó para leer las revistas y la prensa. Por supuesto, nadie cree estar ante Hitler. Piensan que es un perfecto imitador, como es lógico. Y termina dando sus discursos en un programa de televisión de humor, con bastante éxito.

Un aspecto que creo que el autor no desarrolla correctamente es el de los avances tecnológicos. Hitler parece conocerlos todos, y apenas queda asombrado con ellos. La tecnología que ve apenas le llama la atención. Ni siquiera los nuevos modelos de coches. Creo que el autor tenía ahí un terreno bastante bueno que desarrollar. Sin embargo, apenas lo hace. Cuando en su hotel Hitler se encuentra por primera vez con una televisión, piensa que debe de ser un aparato para dejar las camisas. Cuando una empleada del hotel se la enciende, Hitler recuerda los inicios de la televisión en Alemania. Al ver algún programa de televisión, casualmente todos de cocina, piensa que al aparato no se le da la utilidad correcta:

"Admito que en tiempos pasados me sentí orgulloso porque tras haber hecho indagaciones largo tiempo por cuenta propia, logré poner en evidencia con fulminante claridad, en cualquiera de sus disfraces, las retorcidas mentiras judías que propaga la prensa. Pero ahora ya no me servía mi habilidad. Ahora sólo había verborrea en la radio y cocineros en la televisión. ¿Qué verdad iban a mantener oculta? ¿Había nabos mentirosos? ¿había puerros mentirosos?... sin embargo, si ese era medio de comunicación de la época -y de eso no cabía la menor duda-, no me quedaba otra opción".

Y sin embargo, tengo que admitir que el autor pone en boca de Hitler frases que parece que las pronuncie el propio Hitler. A veces hay declaraciones de Hitler ciertamente agudas y divertidas:

"En los últimos sesenta años, el adversario no había aprendido absolutamente nada en asuntos de comunicación con el pueblo."

"Sin los alemanes emigrados, el americano no sería nada."

Cuando Hitler descubre Internet es fácil imaginar que el invento le entusiasma:

"Pocos inventos ha habido tan geniales. Uno pasa el aparitito por encima de la mesa, y tal como uno lo va pasando por la mesa se va moviendo una mano pequeña por la pantalla. Y se si quiere tocar un punto de la imagen, uno aprieta el ratón y la manita ya está tocando el punto de la imagen. Es tan facilísimo que estaba realmente fascinado...

En cambio,, esa tecnología denominada 'interred' lo ofrecía todo a cualquier hora del día y de la noche. Sólo había que buscarlo en un aparato llamado 'Google' y tocar el resultado con ese magnífico ratón. Y al cabo de poco tiempo comprobé que, de una u otra manera, siempre iba a parar a la misma dirección: una obra de consulta perfectamente germánica llamada Wikipedia, fácil de reconocer como un neologismo formado con 'enciclopedia' y la vieja sangre germánica de los exploradores vikingos."

Sobre la reunificación de Alemania el Hitler de ficción dice:

"Hay que admitir que esa presunta 'reunificación' fue una de las pocas mentiras propagandísticas extraordinariamente bien hechas de esa república: porque para una auténtica reunificación faltaban algunos componentes no del todo irrelevantes, como justamente aquella Silesia regalada a los polacos, pero también Alsacia-Lorena o Austria."

Sobre el estado de Israel:
Me vais a permitir que ponga este montaje porque me ha parecido muy bien traído.

"No cabe duda de que la creación del Estado de Israel había contribuido hasta cierto punto a descongestionar esto; con mucho sentido común se había situado ese estado en medio de pueblos árabes, de manera que, a lo largo de décadas, de siglos, todos los implicados estuviesen incansablemente a vueltas con ellos mismos. La consecuencia -no intencionada por supuesto- de la disminución del número de judíos fue lo que se dio en llamar "milagro económico".

Las siguientes declaraciones me parecen interesantes:

"... en el canal de noticias, el N 24, había visto la víspera, hasta muy avanzada la noche, un documental con unos comentarios absurdos pero interesantes, sobre mis propias armas milagrosas. Una imbecilidad extraordinariamente cómica cuyo balance venía a ser que cada una de esas armas habría podido decidir la guerra a nuestro favor si no fuera porque yo, en último término, lo había estropeado todo una y otra vez. Es desde luego asombroso lo que esos historiadores fantasiosos, sin tener un asomo de idea, inventan con imperturbable tozudez. Apenas se atreve uno a pensar que los conocimientos que se tienen sobre hombres relevantes como Carlomagno, Otón I o Arminio, en rigor fueron transmitidos a la posteridad sólo por algún historiador que se sentía llamado a ello."

La novela pierde bastante fuelle a medida que avanza, hasta hacerse bastante aburrida. Y lo que no debemos olvidar es que si el libro ha sido un éxito en Alemania, habrá pasado por todo tipo de censuras para que el público tenga el convencimiento de que Hitler fue un loco asesino. Aunque tengo que admitir que a mí me cuesta encontrarlo. Quizá los defensores de las diferentes teorías  de la conspiración encuentren la "trampa" del libro.

Por cierto, debido al éxito, ya se está filmando su correspondiente película. 

4 de octubre de 2013

Libros de Hoffmann

Recientemente he adquirido, gracias a un seguidor del blog, un lote de las revistas monográficas que publicó en su día el fotógrafo y amigo de Hitler. Es gracias a éstas revistas que conocemos a otro Hitler, el más íntimo y, si cabe, simpático. Lo curioso es que si en su momento los alemanes conocieron a ese Hitler simpático, después de la guerra se dijo que esas revistas eran simplemente propaganda para endiosar más a Hitler. Naturalmente que las publicaciones eran propaganda y, por supuesto, un negocio. Se vendían a millones. Sin embargo nos presenta a un Hitler en todos sus entornos y de manera muy relajada. No parece que interprete ningún papel. Desde luego Hitler está más natural fotografiado en las montañas que en un mitin. De eso no cabe ninguna duda. 

De todos ellos, el libro que más me ha gustado ha sido "Wie ihn Keiner Kennt", que es una especie de biografía fotográfica del Führer. El libro contiene imágenes de Hitler como soldado de la I Guerra Mundial y de su pasaporte militar. Voy a poner las fotografías que más me han llamado la atención. Pertenecen a varias publicaciones diferentes. Muchas de las fotos de los libros son sobradamente conocidas. En este blog he puesto muchas. Pero creo que merece la pena ver las fotos. Ciertamente Hoffmann fue un gran fotógrafo. Teniendo en cuenta las técnicas de la época, sus fotografías eran muy artísticas y de una gran calidad.  Espero que os gusten. 















8 de septiembre de 2013

Hitler en los toros y con copa de vino

En la localidad de Pinto (España) se celebró una corrida de toros en donde aparecía una pintada que rezaba "Hitler tenía razón".
Como se aprecia, la pintada no es nada discreta. La prensa se hizo eco una vez más. Bueno, la ironía de la noticia es que por mucho que "Adolf Hitler tenía razón", como reza la pintada, lo cierto es que hacer un acto de ese tipo en una plaza donde se torturan animales no es la mejor manera de rendir un homenaje a Hitler, ya que Hitler repudiaba la violencia contra los animales, como sabemos. Cosas de nuestro tiempo. 

La región italiana de Friuli sacó a la venta unas botellas de vino con la imagen de Hitler. La empresa asegura que se trata de "un regalo lúdico". Sin embargo el Centro Simon Wiesenthal lanzó un boicot y pidió a los distribuidores que no vendieran las botellas. Aquí también podríamos destacar que otra vez han hecho mal homenaje a Hitler, que era abstemio. 

Recientemente se ha publicado una carta del escritor George Orwell en relación a Hitler y que contiene interesantes reflexiones, como estas:
“Me temo que, desgraciadamente, el totalitarismo está creciendo en el mundo”, dictamina el visionario escritor, quien más adelante señala que “Hitler pronto desaparecerá, pero solo a costa de fortalecer a:
 1) Stalin
 2) los millonarios americanos e ingleses y 
3) todo tipo de pequeños ‘fuhrers’ al estilo de De Gaulle”.
“En el mundo que veo venir, en el que dos o tres super poderes controlarán el mundo, dos más dos será igual a cinco si el ‘fuhrer’ de turno así lo desea”.
“La mayor parte de la élite intelectual inglesa se opone a Hitler, pero solo a cambio de apoyar a Stalin. La mayoría de ellos apoyan métodos dictatoriales, policías secretas y la sistemática falsificación de la Historia siempre que beneficie ‘a los nuestros’”.
“Pero si uno proclama que ‘todo es por una buena causa’ y no reconoce los síntomas siniestros, en realidad solo está ayudando a fortalecer el totalitarismo”.
“Mientras escribo esto, seres humanos muy civilizados vuelan sobre mi cabeza tratando de matarme”.
“Ellos no sienten ninguna enemistad hacia mí como individuo. Yo tampoco hacia ellos. Solo están ‘haciendo su tarea’, como dice el proverbio. La mayoría de ellos, no tengo ninguna duda, son buena gente y jamás cometerían un asesinato en su vida privada. Por otro lado, si alguno consigue matarme hoy, tampoco tendrá ninguna pesadilla. ‘Están sirviendo a su país’ y eso parece que les absuelve de todo mal”. 


De nuevo ha vuelto a circular la noticia sobre Hitler y las drogas que consumía. Solo que esta vez nos han ofrecido la noticia de que las consumía "para ser un superhombre", en concordancia con el concepto que tiene la gente sobre el racismo nazi. También he leído titulares tipo "Hitler era adicto a las drogas". Por supuesto no es nada nuevo, siempre se da la noticia con los datos que disponen del médico de Hitler, Morell. Solo que esta vez nos dicen que se trata de documentos nuevos. Siempre son bienvenidos los documentos nuevos pero la forma en que son tratados dejan mucho que desear. Porque si se descubre que Hitler consumía cocaína con algún medicamento, el titular claro es "Hitler era drogadicto". Para empezar, las connotaciones que tiene la cocaína en nuestra época nada tienen que ver con las que tenía en los años 40. Por otra parte, es bien sabido que la cocaína se utiliza en medicina. Pero si Hitler la tomaba, "era un drogadicto". Hemos hablado en muchas ocasiones sobre la salud de Hitler. Y es bien sabido que las adicciones de Hitler a las pócimas de Morell se debieron al ritmo de trabajo del Führer, y en un estado ya avanzado de la guerra. Es decir, que Hitler solo fue, digamos adicto, en un breve periodo de su vida y por cuestiones de trabajo. Sabido es que la guerra le estaba quitando la vida a Hitler. Se ha hablado también de que Hitler se hacía inyectar semen de toro para aumentar su virilidad con Eva Braun. Ciertamente es para morirse de risa, ya que nadie que conozca un poco la psique de Hitler se podría imaginar al Führer hablando de asuntos tan íntimos, ni siquiera con su médico. Es algo inconcebible. Pero nuestra "libertad de prensa" recoge la información de manera vergonzosa.Vamos a ver algunos titulares para ver el escándalo del periodismo:

- "Hitler tomaba semen, veneno y cocaína para ser un superhombre".
- "Las adicciones de Hitler para ser un superhombre nazi"
- Documental descubre que Hitler era un adicto.
- "Hitler era adicto a las drogas".
- "Hitler tomaba semen de toro para ser un superhombre".
- "Hitler era adicto a las anfetaminas"

Una nueva polémica ha surgido en Alemania por un anuncio de la marca Mercedes en donde se ve cómo un vehículo de su marca atropella al niño Hitler y lo mata. En realidad se trata de un falso anuncio ya que fue realizado por estudiantes de una escuela de cine. Pero, como bien sabemos, el anuncio ha resultado efectivo. Con Hitler el éxito está asegurado. En el anuncio podemos ver cómo el coche avisa cuando se encuentra cerca de niños, para no atropellarlos, pero no avisa cuando el niño es Hitler. Y termina con la frase  "Reconoce los peligros antes de que aparezcan"Y El cadáver del niño termina formando una esvástica, como se aprecia en la imagen. La marca se ha desvinculado del anuncio y ha condenado la utilización de la muerte de un niño. Sin embargo, el anuncio ha pasado a ser nominado para el certamen alemán de revelaciones, que patrocina precisamente Mercedes
El secretario de Estado norteamericano John  Kerry ha declarado recientemente que el presidente sirio al Assad es comparable a Hitler. Lo cierto es que cuando los EEUU van a iniciar un ataque militar siempre terminan comparando al régimen molesto con Hitler, para que la adoctrinada población lo comprenda fácilmente. Aunque si analizamos el asunto, y sabido que entre políticos lo habitual es llamarse "Hitler" mutuamente, uno no sabe cómo la población no ha terminado por tener un caos con respecto a lo que fue Hitler o no. Porque lo mismo se llama "Hitler" a un dictador árabe que a un político de izquierdas o a uno de derechas. Pero esta vez parece que no han logrado engañar del todo a la población ya que circula una foto en la que se ve cenando a Kerry y al Assad en el año 2009. Bueno, no es nada nuevo. Gadafi fue jaleado por todo Occidente durante décadas hasta caer en desgracia. 
El 5 de Septiembre pasado murió Rochus Misch, conocido en los últimos años como "guardaespaldas de Hitler". Se podría destacar de Misch el hecho de haber sido fiel a la memoria de Hitler durante toda su vida. No acostumbraba a hablar mal de él y siempre dijo que fue "un buen jefe" o que "no era un monstruo". Su libro "Yo fui guardaespaldas de Hitler" tuvo bastante éxito. Ya hemos hablado de Misch en el blog en más de una ocasión. Siempre me sorprendió que se mintiera sobre su cargo, ya que no fue guardaespaldas propiamente dicho, sino más bien ordenanza y telefonista. Pero su aspecto más conocido fue el haber estado en el búnker en los últimos momentos de Hitler. 

24 de agosto de 2013

Japón

Ya estoy de vuelta. He estado 15 días en Japón. Y, la verdad, resulta agotador. Uno necesita otras vacaciones para recuperarse. Creo que merece la pena hablar un poco del país. Además, los aficionados al Tercer Reich siempre encontramos algo interesante. Para empezar, resulta sorprendente la cantidad de esvásticas que te puedes encontrar por todo el país. De primeras a un occidental le resulta chocante verlas en todos los lugares, incluso en los mapas del metro. Pero, como bien sabemos, la esvástica es bastante más antigua que Hitler. En Japón es habitual verlas para marcar un templo. Os pongo algunas fotos para que os hagáis a la idea:





En fin, las hay por todas partes. En los occidentales siempre llaman la atención, y los turistas se suelen sentir un poco incómodos con su presencia. Pero para los japoneses son de lo más normal.







Lo primero que te llama la atención de Japón es la educación de sus habitantes. Son serviciales y amables hasta la exageración. La delincuencia no existe y tu puedes dejar sobre la mesa de un restaurante el teléfono o la cartera con total tranquilidad. Me llamó la atención que muchos jóvenes llevan la cartera en el bolsillo de atrás y perfectamente visible. Algo impensable en nuestra sociedad. También es habitual verles comprar con mucho dinero en metálico. Siempre que vas a pagar lo normal es depositar el dinero en una bandeja y el empleado no lo retira hasta que te ha dado el cambio. Es un placer estar en un país en donde sabes que no te van a robar. Tampoco aceptan propinas en ningún lugar, lo cual también te da mucha tranquilidad. 

Éste es el Templo Dorado, en Kioto. Es el que inspiró la famosa novela de Mishima. Lo perfectamente integrado que está con la naturaleza resulta asombroso. En Japón es habitual ver una combinación de lo natural, lo antiguo y lo más moderno. Incluso en ciudades como Tokio es muy normal ver a muchos japoneses vestir sus trajes tradicionales. Lo hacen muchos jóvenes. 

Y, por supuesto, estuve en Hiroshima. Precisamente se conmemoraba el 68 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica. La ciudad está totalmente reconstruida y solo queda ese edificio, que mantienen simbólicamente. Justo al lado del edificio hay un museo conmemorativo. Uno se horroriza solo de andar por esas calles en donde sabes que hace no mucho hubo sufrimientos indescriptibles. Realmente sobrecogedor.
Así, con esa portada tan llamativa, encontré éste libro en una gran librería de Tokio. Es un libro sobre los inventos durante el Tercer Reich. Los japoneses leen mucho en el metro, la mayoría libros en papel, porque son muy baratos y ocupan muy poco. Éste libro no me costó más de 8 euros. Eso sí, todos los japoneses que leen en público, tapan la portada de sus libros. 
Japón es el triunfo del capitalismo. No he visto pobreza. Y, a pesar de que los japoneses trabajan muchísimo, se les ve perfectamente felices. Y es que el capitalismo solo es posible si sus habitantes tienen un grado de educación y comportamiento ejemplares. Los japoneses son ordenados como ellos solos. Respetan las filas y saben por donde caminar sin entorpecer a nadie. Son extremadamente higiénicos y se preocupan mucho de su imagen. Casi todos tienen los mejores modelos de ropa de marcas occidentales conocidas. Es difícil ver a un japones que no esté dispuesto a ayudarte. Siempre sonríen. Y todo eso a pesar de lo mucho que trabajan. Eso es algo impensable en nuestros países. En ese aspecto dan mucha envidia. Sin embargo yo a veces me he llegado a asfixiar al estar rodeado de millones de personas tan diferentes.Es una sensación muy extraña verte rodeado de gente completamente diferente a ti. A veces me resultaba mareante, sobre todo en las grandes ciudades como Tokio. La enormidad de sus edificios y la cantidad de gente activa te llegan a abrumar. 

28 de julio de 2013

Novedades

Últimamente se habla mucho, y en este blog ya lo hemos hecho alguna vez, sobre la fascinación de los orientales por el régimen nacionalsocialista y sobre Hitler. Y, claro, esa fascinación llega a Occidente en forma de incredulidad y sorpresa. Pero hay que imaginar la inmensa línea cultural que nos separa. En Oriente una imagen de Hitler no tiene el mismo efecto que en Occidente, en donde hemos recibido una propaganda anti nazi durante décadas. Eso es muy importante a la hora de valorarlo. Pero tampoco nos engañemos. La presencia de Hitler en Tailandia, por ejemplo, es bastante simbólica y alejada de toda realidad. Sin ir más lejos, hay un restaurante llamado "Hitler Fried Chicken". Si por lo menos el restaurante fuera vegetariano tendría sentido, pero un restaurante de pollos pues no puede provocar más que risa. 

Pero la moda no se queda en un restaurante. Al parecer, muchos tailandeses visten con ropas del ejército alemán. La verdad es que la simbología nazi puede resultar muy fascinante, incluso décadas después, porque es muy atractiva. Pero no deja de ser irónico que esa simbología sea aceptada por tailandeses. Lo interesante del asunto es que, por mucha prohibición que exista, Hitler es más famoso que el Papa.  Países como Indonesia o Malasia, de mayoría musulmana, califican de "propaganda sionista" películas como "La lista de Schindler". Existen bares en Indonesia con fotos y parafernalia nazis. 

Otra cuestión, que últimamente se comenta mucho, es la referida a que Hitler fue el "principal promotor del robo de arte en Europa". Lo que sabemos es que Hitler siempre compraba sus cuadros. Y que su única ilusión fue exponerlos en el futuro al pueblo alemán. Sabemos de sobra que el Imperio Británico robo arte durante mucho tiempo (¿no saquearon Egipto?). Sabemos también que los americanos destruyeron obras de arte alemanas tras las 2 Guerra Mundial. Y que lo han seguido haciendo en Irak y en otros países. Así que todo este tema resulta, una vez más, ridículo. ¿Cómo va a ser Hitler el mayor ladrón de arte si apenas tuvo tiempo para realizarlo? Seamos claros: Hitler pudo robar todo el arte que quiso en los países que ocupó, pero ¡solo durante 3 o 4 años! Así que no tiene sentido esa acusación, habida cuenta de que otros países han gobernado el mundo durante décadas o incluso siglos. 


La serie de las fotografías de arriba, que conocemos de sobra, ha sido objeto en los últimos días de noticia, porque, por increíble que parezca, se considera que se acaban de encontrar. Durante días he recibido noticias de diferentes medios, que se han creído que esas fotografías acaban de encontrarse. Yo estaba perplejo ante la falta de profesionalidad de los medios. Han sido muchos los que, sin investigar y con una falta de respeto por el público, han publicado la noticia. Cuando lo cierto es que esas fotografías son casi las más conocidas de Hitler desde los años 50, cuando Hoffmann las publicó. Yo mismo las conozco desde bien pequeño. Pero el asunto nos "sirve" para corroborar una vez más que casi todo lo que se publica sobre Hitler está manipulado y es mentira. 

En Berlín se ha aprobado la construcción de un monumento "por las víctimas de la eutanasia nazi", lo cual no me parece mal, pero el tufo anti nazi que desprende la decisión es la de siempre. Porque a los enfermos mentales se les ha discriminado absolutamente siempre. No solo Hitler. Vamos, yo recuerdo que cuando era pequeñito, a los enfermos mentales casi se les recluía de por vida. Y era un tabú hablar sobre ellos. Es otro ejercicio de hipocresía: que si, que Hitler persiguió a los enfermos mentales, incluso los quiso exterminar, lo que siempre debemos condenar, por supuesto, pero no creo que ningún régimen, incluso los democráticos, estén libres de culpa. En todo caso, me parece un ejercicio de cinismo hablar sobre este tema, cuando en nuestras democracias el aborto es prácticamente libre. No quiero entrar en el debate de si estoy a favor o en contra del aborto (la verdad es que me da igual). Pero creo que si somos capaces de horrorizarnos solo ante los crímenes del nazismo es que tenemos un esquema mental absolutamente retorcido.

Recientemente la prensa ha hablado de que se han encontrado los diarios del jerarca nazi Alfred Rosenberg. Yo cuando leí el titular no dí mucho crédito a la noticia. llegado tu momento!" ue se encuentre un diario después de más de 70 años. Y más sospechoso es en las manos en las que se encuentra. He leído frases en boca de Hitler como "¡Por fin ha llegado tu momento!" que me resultan falsas (¿Hitler tuteando a Rosenberg?). “¡Qué este diario esté en buenas manos es una victoria!”, han declarado en el museo estadounidense donde se encuentran los supuestos diarios. Por otra parte, no se ha especificado quién ha tenido los diarios ocultos durante tanto tiempo. Más información aquí.


Supongo que ya conoceréis todos la curiosa historia de ésta cafetera.  JC Penney, una cadena de grandes almacenes de Estados Unidos, ha levantado una fuerte polémica porque alguien vio la publicidad de la cafetera y le llamó poderosamente la atención el parecido con Hitler. Tan fuerte fue la polémica que la cadena recibió muchas quejas de indignados ciudadanos. ¿Resultado? La cafetera se encuentra agotada, por supuesto. ¿Reconocerías vosotros a Hitler en la cafetera? Bueno, este (divertido) asunto nos viene a demostrar una vez el paroxismo y la obsesión que despierta Hitler.


27 de junio de 2013

Hitler intenta negociaciones con los aliados, Caída de Mussolini.

Hitler, el 8 de Septiembre de 1943 madrugó más de lo habitual. A pesar de haber dormido solo 4 horas, fue despertado a las cinco y cuarenta y cinco de la mañana. Tenía una entrevista en Ucrania con Manstein. El mariscal le había informado de la situación: los rusos habían roto el frente del sexto ejército y amenazaba con avanzar hacia Kiev. 

Hitler estaba inquieto. Más de lo habitual. Temía una traición de Italia. Apenas estuvo noventa minutos con Manstein. Volvió a subir a su Cóndor y al mediodía ya volaba, dejando Rusia para siempre, ya que nunca más volvería. A las cinco de la tarde se encontraba ya en La Guarida del Lobo, celebrando otra reunión.

La intuición de Hitler fue certera una vez más. Se enteró de que existía un informe, de cuatro días atrás, hecho por un agente, que sugería las propuestas de paz italianas. Por otra parte, la prensa aliada, publicaron los rumores. Hitler se encontraba agotado. Dormitó media hora. Pero su ayudante le despertó con la noticia que la BBC acababa de dar: el rendimiento incondicional de Italia.

Hitler convocó un pleno de reunión de guerra. Asistieron Ribbentrop y Goebbels. El Almirantazgo alemán comentó:

"Las consecuencias de este vil acto de traición -sin parangón en la historia militar- serán muy diferentes de lo que Italia esperaba. El campo de Italia se convertirá en un campo de batalla entre los traicionados aliados de ayer y los despiadados conquistadores de hoy.

Hitler se desplomó en su cama a las cinco de la mañana. Había trabajado veintitrés horas seguidas. Según Irving, "solo él había predicho sin vacilar aquella traición."

Hitler autorizó a Ribbentrop a realizar sondeos ante Stalin, para un posible armisticio. Pero se arrepintió y después consideró la posibilidad de sondear a los ingleses, con quienes tenía más afinidad. Pero se encontró con el obstáculo de Churchill. No se le puede negar a Hitler el haber intentado en numerosas ocasiones, incluso cuando Alemania parecía todopoderosa, llegar a un acuerdo de paz con Gran Bretaña. Aunque también es cierto que Hitler confiaba en alguna victoria para poder negociar. 

Al poco tiempo, Alemania tomó Roma. Después tuvo lugar el famoso rescate de Mussolini por parte de Otto Skorzeny, a quien Hitler entregó la Cruz de Caballero. Hitler dijo:

- Cuando la noticia del rescate se difunda caerá en el mundo como una bomba, especialmente entre los ingleses. Les demostrará que nunca abandono a los amigos, que soy hombre de palabra. Los ingleses dirán: ¡Eso es un amigo!

Dos días después, Hitler se dirigió a La Guarida del Lobo para recibir a Mussolini. Antes pidió a Skorzeny que le relatara el espectacular rescate. Hitler le dijo a Mussolini que tenía proyectado un compromiso con Stalin. Pero al día siguiente cambió de opinión:

- Ya lo sabe, Ribbentrop; la verdad es que si hoy llego a un acuerdo con Rusia, mañana volveré a saltarle al cuello. Es mi manera de ser. 

 Con respecto a los tratos con Churchill, dijo:

- En política no se puede permitir que los principios y las personalidades constituyan un obstáculo. Pero Churchill es un hombre que actúa inspirado por el odio, no por el sentido común. 



7 de junio de 2013

El caso Rauschning

Son muchos los lectores que me preguntan por Rauschning. Recientemente desde el blog Filosofía Crítica , se me preguntó también sobre este personaje.

Rauschning es un personaje con muy poco crédito en la historia. Ningún  historiador actual da crédito a sus libros. De hecho todas las afirmaciones de Rauschning son inventadas. Es absolutamente imposible retener en la memoria párrafos enteros que este hombre atribuye a Hitler. Prueba tu a mantener una conversación con alguien y después de unas horas intenta escribir lo que ha dicho: es imposible. Pero bueno, el historiador suizo Wolfgang Haenel investigó el libro y llegó a la conclusión de que era un fraude total. Para ese historiador, "el libro solo tiene valor como propaganda de guerra aliada". 

 Al principio este hombre fue tomado en serio, incluso por Trevor-Roper, pero incluso éste quedó en entredicho por haber bebido de las fuentes de Rauschning. El libro "Conversaciones sobre la Guerra y la Paz" , las famosas conversaciones de sobremesa de Hitler, tuvo una introducción de Trevor-Roper en 1953 que tituló "La mente de Hitler". Pues bien, la mayor parte de las fuentes de Trevor-Roper están totalmente desacreditadas, en especial las que se refiere a Rauschning.

En una segunda edición publicada en los años 80, Trevor-Roper reconoció su error al usar fuentes de Rauschning pero se justificó diciendo que, aunque inventadas, eran veraces, lo que constituye un engaño a todas luces al lector. 

El conocido libro de Rauschning "Hitler me dijo" se puede descargar de Internet con facilidad. 


Rauschning no fue un jerarca del nazismo. Solamente cuando vio que no pudo ascender, despotricó del régimen convirtiéndose en un enemigo. Es natural que no haya que fiarse de sus declaraciones, a todas luces fantasiosas. Se trasladó a Suiza, Francia, Reino Unido, para mudarse finalmente en 1942 a EEUU donde adquirió la ciudadanía. Allí colaboró con Henry Morgenthau,  a quien ya conocemos por sus planes contra el pueblo alemán. 



Poseo el libro que veis arriba, "Confesiones íntimas". Curiosamente en la introducción el editor advierte:

"El título que presentamos ha sido centro de un áspero debate: algunos estudiosos lo han señalado como un documento apócrifo, nacido al calor de la propaganda aliada. Según palabras del autor, es el resultado de diversas reuniones y conversaciones que el líder nacionalsocialista mantuvo con su círculo más cercano, y de las que él mismo, en compañía de otros dirigentes del entorno hitleriano, fue testigo directo y partícipe. Siguiendo sus opiniones, fue en esos encuentros donde Hitler dio a conocer sus ambiciones y planes secretos, que exponen sin tapujos sus ideas verdaderas, ideas que siempre ocultó.... sin eludir la controversia de su origen, la presente edición tiene por objeto rescatar un documento vivo, escrito por un protagonista inmerso en una época terrible....."

Así que si el editor mismo del libro admite controversia, nosotros no tenemos más que añadir: las declaraciones de Rauschning son falsas a todas luces.

En todo caso, voy a poner ejemplos que aparecen en el libro y que a cualquier aficionado en la materia deberían provocar la carcajada:

Por ejemplo, en el capítulo "El Anticristo" nuestro  Rauschning asegura que en una ocasión se reunió en la Cancillería con el "flamante canciller del Reich" Hitler. Incluso se atreve a citar a destacados líderes del nacionalsocialismo que estuvieron presentes en la reunión. Cita  a Julius Streicher, el gauleiter Wagner, la señora de Goebbels...  Rauschning nos asegura que Hitler llegó en ese momento del cine y que el príncipe Augusto Guillermo de Prusia hizo el siguiente comentario "Es una cinta muy endeble y mala, ¡Ah! , nos queda aún una misión educadora por cumplir". La cita del príncipe viene acompañada de una anotación en la que hace una pequeña biografía del aristócrata y, tranquilamente, nos dice que vivió entre 1864-1927, con lo cual es muy difícil que el príncipe susodicho hubiera asistido a la reunión, ya que Hitler solo fue canciller a partir de 1933. Naturalmente, suponemos que se referirá a  Augusto Guillermo Heinrich Günther, que falleció en 1949 y que sí colaboró con Hitler. En todo caso, es sonrojante que citen una reunión de Hitler con alguien que ya estaba muerto. 

En el libro nuestro Rauschning cita a menudo a otro embustero y mentiroso con respecto a Hitler: el conocido Ernst Hanfstängel. Con lo que ya tenemos otra prueba más de la falsedad de las conversaciones de Rauschning. 

Fest, el biógrafo que más crédito dio a Rauschning

Curiosamente John Toland ni menciona a Rauschning. Sin embargo Joachim Fest lo menciona a menudo en su biografía de Hitler. Comienza mencionando la obra de  Rauschning "La revolución del nihilismo". En esa obra, nos dice Fest,  Rauschning asegura que "Hitler y su estrecho círculo de seguidores no eran más que falsos revolucionarios que ni tenían ni luchaban por ninguna ideología concreta, sino que utilizaban varias ideologías con un único fin: la conquista, afianzamiento e incrementación del poder personal". Más adelante Fest da credibilidad a las fantasías de  Rauschning y pone en boca de Hitler semejante frase: "Debemos ser crueles. Debemos reconquistar para la crueldad a la buena conciencia. Sólo de esta forma podremos extirpar de nuestro pueblo la blandura y el sentimentalismo burgués, esta 'calma idílica', esta beatífica felicidad. No hay tiempo para los bellos sentimientos. Debemos obligar a nuestro pueblo a la grandeza, si queremos que cumpla con su cometido histórico." No contento con que nos traguemos semejante embuste, más adelante Fest sigue dando crédito a  Rauschning con actitudes impropias de Hitler con frases como "Yo no quiero descender otra vez. Usted quizá pueda esperar. ¡Usted no está sentado sobre el fuego! ¡Hombre, escúcheme, sin trabajo! Antes de volverlo a ser, me convertiré en delincuente. Yo me mantendré arriba, aunque tenga que hacer lo imposible. ¡No volveremos a atacar otra vez para alcanzar esta cima!". Sorprende mucho que Fest de crédito a este tipo de frases descabelladas.
Kershaw, uno de los mayores difamadores de Hitler
Ian Kershaw (de quien volveré a hablar en breve) no menciona a  Rauschning en su biografía de Hitler. Y lo cierto es que incluso dijo que la obra de Rauschning no merecía credibilidad. Es de esperar, que  si el mayor oportunista sobre Hitler que es Kershaw, quien no desaprovecha ocasión alguna para difamarle, no pudo utilizar las citas de Rauschning, la sentencia absoluta es que Rauschning es uno de los mayores bulos.

Pero curiosamente, si  Rauschning fue un hombre al que Hitler se manifestó de manera tan íntima, Hitler no lo menciona si quiera en sus conversaciones privadas, lo cual es muy sospechoso. 

25 de mayo de 2013

¿Fue Hitler un dirigente débil?



La pregunta da para encendidos debates. He elegido la introducción del libro de David Irving "La Guerra de Hitler" porque creo que sintetiza muy bien varios debates, como el del título. Todo el texto que sigue es del propio Irving:

"A los historiadores se les ha concedido un poder que incluso a los dioses se ha denegado: alterar los hechos ya ocurridos" 

Así comienza el polémico David Irving su famoso libro "La Guerra de Hitler". Irving continúa así:

- Tuve muy presente esta sarcástica frase cuando, a fines de 1964, me embarqué en el estudio de los años de guerra de Hitler. Estimé que mi función sería la propia del encargado de limpiar la piedra de una fachada, por cuanto mi principal preocupación no sería tanto la palabrera y subjetiva apreciación arquitectónica, cuanto la de quitar la suciedad y reavivar los colores de un silencioso e imponente monumento, sin saber de antemano si el monumento, una vez puesto de manifiesto, resultaría tan horroroso que más valdría apartar de él la vista.

En anteriores libros, me basé en las fuentes originarias de la época en cuestión antes que en la literatura publicad sobre el tema. Ingenuamente supuse que podía aplicar la misma técnica al estudio de Hitler, con el fin de terminar el trabajo en el plazo de cinco años, sin siquiera sospechar que tardaría once en dejar al descubierto la pétrea base formada por los hechos, sobre la que se construyó la leyenda de Hitler. Pero tengo el convencimiento de que la dura labor de rascar ha revelado una imagen de aquel hombre, que, hasta el momento presente, nadie podía imaginar.

La conclusión a que llegué al terminar mis investigaciones me sorprendió a mi mismo: si bien es cierto que Adolf Hitler fue un jefe militar firme e implacable, tampoco cabe negar que, durante los años de guerra, se comportó como un líder político blando e indeciso que permitió que los negocios del Estado anduvieran a la deriva. En realidad, Hitler fue probablemente el dirigente político más débil que haya tenido Alemania en el presente siglo. A pesar de que a menudo reaccionaba brutalmente y carecía de sensibilidad, Hitler no sabía ser despiadado en los momentos más necesarios. Por ejemplo, se negó a ordenar el bombardeo de Londres hasta que tuvo que adoptar forzosamente tal decisión, a fines del verano de 1940. Se mostró remiso a imponer la dura prueba de la total movilización a la alemana "raza de amos" hasta el momento en que fue demasiado tarde para que tuviera eficacia, de modo que, mientras las fábricas de municiones reclamaban a gritos el aumento de su fuerza de trabajo, ociosas amas de casa alemanas seguían dando empleo a medio millón de servidoras domésticas, dedicadas a quitar el polvo y dar brillo a los muebles de sus hogares. La indecisión militar de Hitler también quedó de relieve, por ejemplo, en sus aterradas vacilaciones en los tiempos de crisis, cual la de la batalla de Narvik, en 1940. Durante un periodo excesivamente largo, impuso ineficaces medidas contra sus enemigos en el interior de Alemania, y al parecer fue incapaz de valiosas decisiones contra la fuerte oposición existente en el seno de su propio alto mando. Toleró a ministros y a generales incompetentes mucho más tiempo que los dirigentes aliados lo hicieron. Tampoco supo unir a las enfrentadas facciones del partido y de la Wehrmacht, para que lucharan juntas por la causa común, y fue incapaz de aplacar el corrosivo odio que el OKH (Ministerio de la Guerra) sentía hacia el OKW (el alto mando de la Wehrmacht). 

Creo que en este libro demuestro que cuanto más se aislaba Hitler mediante las alambradas y los campos de minas que rodeaban su lejano cuartel general militar, más se convertía Alemania en un Führer-Staat sin Führer. La política interior estaba dominada por aquellos que más poderosos fueran en cada sector, por Hermann Göring, en su calidad de jefe del poderoso organismo económico del plan cuatrienal; por Han Lammers como jefe de la cancillería del Reich; por Martin Bormann, el jefe del partido, o por Heinrich Himmler, ministro del Interior y Rechsführer de las SS de negro uniforme. 

La gran complejidad del carácter de Hitler queda de relieve al comparar su extremada brutalidad, en algunos aspectos, con su casi ridículo sentimentalismo y su tozuda fidelidad a convencionalismos militares abandonados largo tiempo atrás, en otros aspectos.

Tradicionalmente se estima que la demostración de lo negativo es siempre difícil; sin embargo, creo que vale la pena intentar desacreditar ciertos dogmas aceptados, aunque sólo sea para poner de relieve la escasa credibilidad de muchas leyendas acerca de Hitler, actualmente en circulación. 

El mayor problema que se plantea en el momento de dar un tratamiento analítico a Hitler es la aversión hacia él, como persona, creada por años de intensa propaganda bélica, y por una emotiva historiografía de posguerra. 

Las caricaturas de los dirigentes nazis han influido perniciosamente en las obras de historia, desde aquellos tiempos. A los autores les ha resultado imposible despojarlos de su satánica manera de ser. Ante el fenómeno del propio Hitler, los historiadores son incapaces de comprender que era un ser humano normal y corriente, que caminaba y hablaba, pesaba unas 155 libras, tenía el cabello entrecano, los dientes postizos en su mayor parte, y padecía de crónicos problemas digestivos. Para ellos, Hitler es la encarnación de Satanás. Después de su muerte, el proceso de satánica mitificación de Hitler aumentó todavía más. En los procesos de Núremberg, la culpa pasó del general al ministro, del ministro al dirigente del partido, y de todos ellos, invariablemente, a Hitler. Bajo el sistema de editores "con licencia", tanto en lo referente a libros como a periódicos, impuesto por los aliados a la Alemania de la posguerra, las leyendas gozaron de gran predicamento. Por absurdo que fuera, todo relato gozaba de crédito, y nadie ponía en tela de juicio la autoridad de los escritores que los pergeñaban.